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13.01.2020. Atalayar. Haftar llega a Moscú para dialogar con Sarraj con intermediarios rusos Rusia confirma que Haftar y Sarraj celebrarán reuniones este lunes en Moscú. Al Sisi y el jefe del Consejo Europeo instan a una solución política en Libia
Gasoducto EastMed y acuerdo marítimo Turquía-Libia (por «nuestro hombre» en Repsol,J.R.F.A.)
– La firma del acuerdo para el gasoducto EastMed se produce en un cuadro de creciente tensión en el mar Mediterráneo y el acuerdo marítimo entre Turquía y Libia supone una potencial interferencia con el proyecto gasista. Grecia, Israel y Chipre han firmado un acuerdo para la construcción del gasoducto EastMed que conducirá gas desde los campos submarinos del Mediterráneo Oriental hasta Grecia, pasando por Chipre y la isla de Creta. Chipre está en proceso de prospección de gas y petróleo en su plataforma submarina y espera que la extracción de gas frente a sus costas también nutra al gasoducto. Israel tiene en producción los campos de Leviatán y Tamar que proveen de gas a las terminales de Egipto, que aspira a ser un “hub” de concentración y redistribución de gas en la región. La firma del acuerdo para la construcción del gasoducto, de 1.900 km de longitud y un coste de 6.000 millones USD, contó con la presencia del presidente israelí Benjamín Netanyahu, el presidente de Chipre, Nicos Anastasiades y el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis. El gasoducto, con un ramal submarino, continuará por tierra a través del norte de Grecia hasta Italia. El suministro de gas israelí destinado a Europa vía Grecia tiene por objetivo competir con el suministro de gas de Rusia a la UE.
Por su parte, Turquía ha afirmado en reiteradas oportunidades que aspira a su parte en la explotación de las riquezas bajo el Mediterráneo Oriental y ya provocó en 2018 un incidente al interceptar una plataforma de perforación para realizar prospecciones submarinas frente a las costas de Chipre (miembro de la UE), cuya parte norte fue invadida por tropas turcas en 1974, que retienen esa región y mantienen una frontera militarizada con el resto grecoparlante de la isla. Poco antes de la firma del acuerdo para la construcción del gasoducto, Turquía ofreció a Libia apoyo militar, con traslado de tropas al territorio libio, frente a la amenaza del general rebelde Khalifa Haftar que tiene sitiada Trípoli y que cuenta con la simpatía de Washington. Según fuentes diplomáticas europeas, el apoyo de Washington a Haftar ha sido el resultado de visitas de dirigentes de Arabia Saudita, que abogaron por el respaldo a este militar que inició el sitio de Trípoli en abril del año pasado. Mientras tanto, Moscú, que tiene un interés estratégico en una relación estrecha con un Gobierno estable en Trípoli, también ha apostado a la carta del general rebelde.
Libia es un territorio vital para varias petroleras europeas, entre ellas y de forma destacada, Repsol, ENI y TOTAL. En el marco del acuerdo de apoyo de Turquía al Gobierno de Trípoli reconocido por Naciones Unidas, Ankara firmó con el Gobierno libio un tratado que establece una soberanía de las aguas del Mediterráneo Oriental desde la costa turca hasta la costa libia, compartida entre los dos signatarios, y que Grecia y Chipre consideran que viola los tratados marítimos internacionales. Según indican analistas del sector del gas, al tanto del recorrido del EastMed, la línea acordada por Ankara y Tripoli para su zona económica en el Mediterráneo, intercepta el recorrido del gasoducto. Egipto también ha manifestado su molestia ante la decisión turca, porque su objetivo de convertirse en un nudo de suministro de GNL y de conectar también con el EastMed, se ve amenazada con la decisión del gobierno de Recep Tayip Erdogan.Bruselas reconoce la soberanía de Grecia y Chipre sobre sus aguas territoriales y respalda las quejas de Atenas.
Esta situación ha elevado la temperatura política en Grecia hasta niveles nunca vistos desde la invasión turca del norte de Chipre, mientras los analistas señalan el “total acuerdo” del partido de gobierno y la oposición, encabezada por el ex presidente Alexis Tsipras, sobre la defensa de los intereses griegos y chipriotas frente a la amenaza de Ankara. El proyecto de gasoducto se gestó bajo el gobierno de Tsipras quien perdió las elecciones generales ante Mitsotakis el año pasado. El tema de una guerra entre Turquía y Grecia ha dominado en las mesas familiares estas pasadas navidades y es una preocupación generalizada entre la población del país.
Mientras tanto, de acuerdo con las declaraciones del consejero delegado de Bulgartransgaz, Vladimir Malinov, Rusia inició los despachos de gas a través del nuevo gasoducto TurkStream. Éste fue la opción por la que Moscú optó, tras ver bloqueada por las objeciones de Alemania el gasoducto South Stream. Tanto este gasoducto, como el acordado finalmente con Ankara, tienen por objetivo reducir el flujo de gas a través de Ucrania. Malinov ha declarado a la radio búlgara que Gazprom comenzó a enviar a Bulgaria 3 BCM de gas. Según Malinov, el gas no es sólo para Bulgaria, sino que está destinado también a Grecia y a Macedonia del Norte. En 2019 Rusia hizo llegar a través de Ucrania y Rumania 3 BCM a Grecia y otros 0,5 MMCM a Macedonia del Norte por esa ruta, que quedaría ahora sin tráfico. Malinov señaló que ahora el gasoducto Transbalcánico estaba ocioso, pero que sus flujos eran reversibles y, si Rumanía o Ucrania necesitaban gas, se podía despachar combustible a través de él a ambos países. Lo que es evidente, en cualquier caso, es que Moscú ha logrado con su red de gasoductos reducir al máximo el tránsito de gas para Europa a través de Ucrania.
El complejo entramado político y militar del Mediterráneo Oriental vive una escalada de tensión a causa de las iniciativas diplomáticas de Ankara. Sobre este damero de intereses contrapuestos se ha desencadenado el pasado fin de semana el golpe asestado por la administración de Donald Trump contra Irán con la muerte del general Quasem Soleimani, el estratega del Gobierno de Teherán, en un acto de guerra de consecuencias imprevisibles. La acción de Washington es, además, un tiro por elevación contra los intereses europeos en la región, algo que se verificó rápidamente con la denuncia del tratado nuclear por parte de Teherán, ya abandonado por Estados Unidos pero respetado por Europa. Este tratado era la bisagra de los acuerdos comerciales entre Teherán y Europa, paralizados de hecho por las sanciones económicas de Washington a Irán. Es difícil prever la evolución de esta escalada de tensiones y sus consecuencias reales en el medio plazo, pero no se puede descartar un escenario de nuevas guerras en Oriente Próximo y conflictos con proyección bélica en el Mediterráneo Oriental, lo que tendría consecuencias severas para las industrias del gas y el petróleo.