La Libertad de Expresión

 

08.07.2020. Suprema Corte de Justicia de la Nación. CUADERNOS DE JURISPRUDENCIA núm. 1 Libertad de expresión y periodismo

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Totalmente de acuerdo de que el concepto de libertad de expresión es importantísimo y sería interesante organizar algo en el orden que propone Rafael.

Obviamente el concepto de libertad de expresión tiene diversos enfoques, desde el jurídico (derecho al honor, intimidad, ética profesional, deontología, etc.), pero creo que en este foro lo más interesante es su dimensión política que es, según creo, la que se ha propuesto y a la que yo también me he referido. Hay ahí mucho que decir, también desde una perspectiva histórica o filosófica.

Ya lo he citado alguna vez pero creo que Revel dio en la clave cuando dijo que la democracia no sobrevive sin la verdad y la tiranía no sobrevive sin la mentira. Los movimientos totalitarios pueden ser inicialmente pacíficos e implantarse a través del control de ciertos resortes de configuración del “sentido común” como se nos recuerda en “Sentimentalismo tóxico”. Esos movimientos lo primero que atacan es la libertad de expresión. Inicialmente lo hacen, por ejemplo, reventando mítines, controlando ciertos territorios, haciendo escraches o no dejando hablar en un foro universitario.  Steven Levitsky y Daniel Ziblatt (Cómo mueren las democracias, ya me referí a este libro) aluden también a ciertas “técnicas” abusivas de legalidad para acabar con la libertad de expresión como son demandar ante los tribunales por cantidades ingentes a periodistas y medios de comunicación, con lo que consiguen que se tienen la ropa, generarle gastos en su defensa y, si ganan, algunas veces incluso la ruina del medio. Finalmente se erradica la libertad de expresión mediante de leyes restrictivas. En España estamos en la primera fase (lo que no indica que yo crea que pasemos de fase) y  los líderes de fe bolivariana en la segunda (demandas a OK diario y otros medios).

En mi opinión la libertad de expresión está íntimamente ligada a la libertad de pensamiento y, aunque parezca mentira, se puede actuar sobre la libertad de pensamiento a través de la manipulación de la libertad de expresión (esta idea es una de las claves del ansiado control totalitario de la libertad de expresión) implantando un discurso único y excluyente.  Dicho de otro modo: la aniquilación de la libertad de expresión persigue en el corto y medio plazo evitar obstáculos al poder y en el largo plazo establecer un discurso único, afectar al pensamiento de los individuos. Eso explica las manifestaciones masivas en regímenes que llevan muchos años sin libertad de expresión (y por tanto el pensamiento ha cambiado) y eso explica los llantos amargos que vimos en lejanos países de muchos individuos del pensamiento único, cuando algún amado líder (que fue un tirano y asesino) muere.  He ahí la importancia de la libertad de expresión: enorme.  He ahí por lo que Iglesias defendía sin tapujos que los medios deberían ser todos públicos. Aquí el breve vídeo:

https://www.cope.es/actualidad/espana/noticias/los-ataques-pablo-iglesias-prensa-obsesion-por-controlar-los-medios-publicos-cerrar-los-privados-20200303_635457

El “sentimentalismo tóxico” actúa de censor de la libertad de expresión y está teniendo consecuencias sobre la libertad de pensamiento. El común intoxicado lo sufre o lo vive, el “núcleo irradiador” lo alienta y lo controla. Lo del “núcleo irradiador” es una feliz expresión de Errejón, quizá traicionado por el inconsciente, porque inmediatamente uno se acuerda de Chernóbil, siendo ese sentimentalismo tóxico tan invisible como una radicación y potencialmente muy destructivo.

Pues bien, ese sentimentalismo nocivo tiene paradojas que demuestran que se trata de una estrategia política que está terminando por tener éxito. En España hay un ejemplo muy clarificador de lo que digo. Cuando el perro Excalibur hubo manifestaciones en las que se llamó asesino al gobierno que ordenó matarlo para conjurar cualquier mínimo riesgo de una eventual propagación del virus Ébola. La gente se indignó, unos gritaban con odio, otros razonaban con ponderación y otros lloraban amargamente por Excalibur. Aquí un vídeo ilustrativo de cuando la muerte de Excalibur:

https://www.youtube.com/watch?v=BuGitz8RtIE

Sin embargo a raíz del problema del coronavirus ha habido que matar a 100.000 visones, 100.000,  y no ha habido -que me conste- protesta alguna.

Cuando Excalibur había un gobierno de derechas en España, cuando los 100.000 visones hay un gobierno de izquierdas. De modo que es claro de donde viene ese “sentimentalismo” y que es un arma política cuya utilidad cesa cuando sus promotores alcanzan el poder.

Saludos,

José Soldado Gutiérrez

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La libertad de expresión tiene que ver con los discursos dominantes en una sociedad. Cuando impera el discurso de la libertad en el contexto de las normas democráticas (que permiten cohonestar unas libertades individuales con otras y para eso deben servir, quizá sólo para eso) no tiene problemas. Cuando el discurso dominante es autoritario (voy a llamarlo así) la libertad de expresión sufre. En el país vasco para que Vox (por poner un ejemplo) pueda expresarse libremente o Ciudadanos (por poner otro) tienen que asumir tensiones personales, ofensas, censuras sociales e incluso violencia física. Esto también le ocurrió a Rosa Diez en la Complutense (lo que ya es de órdago).  Cuando eso ocurre ya no es tan libre la expresión porque el sujeto tiene que luchar “contracorriente” (eso excluye muchos individuos que cesan en su ejercicio de libertad para no tener problemas). Sin embargo Podemos no. Podemos no tiene problemas.  Tampoco en la Complutense.

Aunque la ley sea la misma (y el discordante pueda ser protegido por un ejército de policías) el discurso social y totalitario imperante en la calle (aunque no sea mayoritario está organizado y actúa: aspira a derogar la ley en ese momento y lugar) es excluyente. Como todo discurso (por favor, lean software porque en algunos casos es casi una implantación ideológica) totalitario la ideología marxista-leninista-nacionalista de la extrema izquierda es excluyente (tiene vocación monopolista), no inclusiva. Este tipo de ideología y de discurso es hostil a la democracia y una democracia debería erradicarlo desenmascarándolo. Hay multitud de ejemplos de destrucción de la democracia y ésta debe protegerse de los patógenos que la aniquilan (ahí entra la educación, la legalidad, no subvencionar enemigos de la democracia, etc.).

Otro tanto ocurre hoy en Cataluña, la otra zona de España donde no hay libertad fáctica de expresión. La prueba es fácil y de contraste: véase cómo  pasea su bandera un independentista y qué ocurre cuando alguien pasea con la bandera constitucional. Es obvio que alguien es más libre que otros, que algo pasa y esa sociedad porque sólo hay sosiego, orgullo, dignidad, libertad de ser y de expresarse para un sector de la misma.

Cuando leí hace años el magnífico libro de Richard J. Evans (profesor de Cambridge) “La llegada del tercer Reich” (recomendado por un joven amigo historiador licenciado por la London school of economics, que trabaja de asesor en la cámara de los lores)  me quedó bastante claro que el nacional socialismo triunfó por diversos acontecimientos que se conjuraron para hacerlo posible:

  • nació en el momento adecuado (una guerra que los alemanes creyeron ganada y una ignominiosa para ellos claudicación por traición de su clase militar y dirigente, una crisis económica brutal en Alemania y una reciente revolución sangrienta en Rusia que estremeció a Europa)
  • aplicó fórmulas populistas (soluciones sencillas a problemas complejos),
  • buscó un enemigo de la “nación” (las corrientes antijudías eran ya un hecho en Europa, antes de Hitler éste se subió al carro como Goebbels cuya primera novia era judía)
  • y, en definitiva, se basó en emociones colectivas (ahí también la influencia romántica) fomentadas por inoculación del odio.
  • La enorme labia de su líder Hitler (la gente más inteligente entraba en un mitin suyo y salía, inexplicablemente, nazi) esto no es baladí porque Hitler supo construir un pueblo a través de un discurso que enraizaba en sentimientos profundos y arraigados.
  • La violencia callejera (reventando mítines de adversarios, apaleando personas hostiles, asesinando adversarios, etc.) hicieron el resto. El famoso terror hizo limpieza en la libertad de expresión. Limpió el discurso público y dejó sólo uno: el nazi. Obviamente se apoderó de las escuelas y de la cultura. Como suele ocurrir al principio no asumían ciertas palizas o asesinatos, pero tampoco los condenaban.  Ese silencio que todavía oímos aquí en los dirigentes de ciertos partidos antidemocráticos (por su propia ideología).

Y digo lo anterior por la enorme importancia que tiene la libertad de expresión y de acción libre individual o colectiva (en el contexto del respeto al otro). La técnica del tirano es dotar de un discurso de odio a sus adeptos, elevarlos a la categoría de victimas de algo (ese tipo de “víctima” imaginaria corre el gran riesgo de convertirse en verdugo con los estímulos necesarios, si es que el falso victimismo no es la puerta que permite al odio fluir) y aniquilar la libre expresión de los discursos hostiles al suyo y eficientes (sea en un mitin, en un artículo, en una reunión familiar, etc).

Una democracia que tiene territorios, barrios (en Paris los hay que no puede entrar la policía), en los que imperan ciertos grupos en lugar de la libertad de expresión y de deambulación es una democracia enferma y claudicante.

Cierto es que en USA está pasando poco a poco hay un discurso que lo ha investido de superioridad  moral va ahogando cualquier otro que se le oponga. Por ahí se empieza. Pero en eso España está muy por delante de ellos. Quizá sería interesante profundizar en las nuevas formas de imposición de un discurso excluyente una de las más usadas actualmente es lo que dado en llamarse el buenismo. Y aquí concluyo con un libro que me pareció muy clarificador escrito por Theodore Dalrymple “Sentimentalismo tóxico. Cómo el culto a la emoción púbica está corroyendo nuestra sociedad”. Ese sentimentalismo tóxico es un poderosísimo  enemigo de la libertad.

José Soldado, abogado y presidente de DEMOS78

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Querido Pepe:
El odio y la mentira se dan cita en la Memoria Histórica en calidad ontológica de una deuda impagable. Pero se trata, como sabemos, de una deuda inventada pseudo históricamente. Tanto en el caso vasco como en el caso catalán (o nacionalsocialista) la deuda viene de la mano del mito de la autoctonía. Hubo una vez una patria (Heimat), un origen puro de la esencia de lo vasco, catalán o germano, que fue arrasado y que hay que reconstruir para recuperar «nuestra» identidad. Por lo que, odio-y-mentira, estas narrativas del origen siempre conllevan una mentira del origen que nunca existió; pero que hay que inventar porque lo que también une a la mentira con el odio es la imaginación. Este «nosotros» nunca puede ser constitucional porque la auténtica patria se basa en el «suelo» (Boden) sagrado de los ante pasados. Se trata, como señaló Joaristi, del «bucle melancólico» de todo nacionalismo. Gracias a la Constitución del 78 España fue una patria constitucional (Habermas). Pero para la identidad nacionalista esto fue, en realidad, una traición a la identidad del «origen». Por lo que, como decía Camus, la paz solo puede ser constituida por los hombre en el punto de partida anti nacionalista de una conciencia de sí mismo que no excluya a los otros. Para ello necesitaríamos de una educación plural y críticamente reflexiva como se intentó en la República de Weimar. Sin embargo, la Kultur alemana se empeñó en la dirección contraria: la «inmersión» de toda Alemania en una cultura propiamente aria que eliminaba su relación con el binomio judeo-cristiano para retomar como identidad alemana el binomio greco-alemán. Esta mentira nunca pudo fabricarse (Escuela historicista del Derecho alemán, etc.,) sin el a priori del odio. Mutandis mutandi: «España nos roba». Todos los libros de texto de Historia publicados en Cataluña forman una única mentira al servicio del odio contra «lo» español; otro invento de la Leyenda negra. ¿Quiénes son actualmente los «judíos» en Cataluña?: los españoles. ¿Qué estamos perdiendo a propósito de la pandemia?: nuestra identidad constitucional que, a diferencia de la identidad nacionalista, y utilizando a Amin Mahlof, no asesina porque no se trata de «identidades asesinas». En cambio, la ETA, y toda su ideología que recogía los frutos, es una mentira histórica que mata. Ya esté basado en el Boden y en el Blut (sangre) o, ya de forma posmoderna y populista, en la «cultura»: Bildu en el Parlamento cada vez meno constitucional. Y, claro, una vez suprimida los derechos de la Constitución, derribada la Monarquía, ¿a dónde nos quieren llevar? A una República; pero no de «ciudadanos» sino de «territorios» o «comunidades» en las que, oh, paradoja, el sujeto, la persona, desaparece en aras del «paisaje». Este odio nacionalista contra los que no son como «nosotros» (tribu, raza, religión, clase o cultura) es el cliché negativo revelador de una concepción de la vida fundada en el gran mito de la Identidad basado, a su vez, en la gran mentira de la Autoctonía. El breve análisis de Camus ha puesto sobre la mesa, precisamente, la contradicción biológica y política de este odio porque lo que, en definitiva, se odia es la pluralidad del mundo al interior del Da-sein (estar-aquí). Proclaman de forma mentirosa su amor a la «pluralidad»; pero, al mismo tiempo, ese odio les obliga a una identidad centrípeta, uniformada, mediante la «inmersión lingüística». Lo que estaría bien como cuidado por las lenguas maternas como patrimonio de la humanidad. Pero, ay, esta inmersión no se maneja culturalmente como una bendita apertura a otras lenguas, sino como odio a la lengua española. Hasta el punto de su prohibición bajo multa. Por último. Lo más peligroso de esta «nueva normalidad» es el patente odio contra los cimientos de Occidente y que yo resumeo en estas palabras: odio a la vida, odio a la humanidad.
Seguimos en contacto. Un fuerte abrazo.
Julio. Quezada Xalapa. 20.07.2020

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Querido Julio: Creo que abrimos un debate de lujo y que puede ser muy fructífero. Tu aportación ha sido muy clarificadora y, por supuesto, la comparto totalmente en lo referido al nacionalismo. Más de una vez me he expresado en Demos 78 al respecto de que la identificación de la nación con el territorio (la nación identificada con los valles, las colinas, los ríos, etc.) es una idea romántica (pre-fascista pero con su germen) que surge esencialmente en Alemania (Isaias Berlin) así como la idea de un idioma una nación. Quizá en esa idea podría entrar la teoría lacaniana del Gran Otro (el lenguaje como un organismo vivo, externo, que estructura el discurso de lo inconsciente). Nada que ver con la idea de nación como conjunto o reunión de individuos libres (el concepto que obra en nuestra constitución de 1812). La identificación por el territorio o por el idioma es necesariamente excluyente. Ahí veo el germen de lo totalitario.

Sin embargo, si abro el debate a otros ámbitos sigo teniendo mis dudas sobre la ineludible relación, en sentido general, entre el odio y la mentira. Aunque pudiera parecer una frivolidad apunto la idea de la “mentira piadosa” (es un ejemplo entre otros muchos). El tema lo veo extraordinariamente complejo y, precisamente por eso, fascinante.  Cuando salga de este mes de julio (tradicionalmente de mucha actividad) haré llegar mis reflexiones de jurista al respecto.  Insisto, en el ámbito que la refieres (la relación) si creo que odio y mentira se retroalimentan.

Animo a todos los miembros de Demos 78 a aprovechar para tener un debate de fondo al respecto de “Mentira y odio” que puede ser muy provechoso.

Un fuerte abrazo,

José Soldado Gutiérrez. 20.07.2020

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Bari Weiss renuncia a escribir en el New York Times
17.07.2020. Al calor político, por Julio Quezada Xalapa
16.07.2020. Infobae. Otra editora del New York Times renunció con una carta contundente: “Twitter se ha convertido en el máximo editor del diario”Bari Weiss se suma a la polémica interna en la redacción del periódico y las renuncias que se dispararon tras la publicación de la columna de opinión de un senador republicano
14.07.2020. El Mundo. La periodista Bari Weiss deja el New York Times: «me difaman públicamente como mentirosa y fanática». La columnista denuncia la «atmósfera intolerante» y las tendencias sesgadas que la llevaron a abandonar su trabajo