Resumen:
El auge de China como potencia ha traído consigo un nuevo escenario de competencia
estructural entre Washington y Pekín. Y en esta competencia, la supremacía
tecnológica juega un papel fundamental. La Unión Europea, actor sin autonomía
tecnológica, se ha visto presionada por ambas potencias para vetar o incluir a Huawei
en las redes 5G. Este es el primer ejemplo de una situación que tiene visos de
alargarse en el tiempo. En este nuevo escenario, en el que el desarrollo tecnológico es
indispensable para la autonomía y el poder, y que se caracteriza por la competencia
geopolítica, los Estados miembros no pueden competir separados. Es el momento de
repensar nuestro papel a escala global y de pensar en medidas ambiciosas para poder
ser autónomos y competitivos.