El revés del Eurogrupo debe hacer reflexionar a la sociedad española, aunque mediatizada como está por medios controlados por grupos empresariales aliados con el Gobierno, poco se puede hacer y España entrará en la depresión más grande de su historia.
El enemigo más grande que ha tenido la eficaz vicepresidenta económica, Nadia Calviño, son sus propios compañeros de gobierno, que con sus desvaríos demagógicos han asustando a los pequeños países europeos.
No es signo de desintegración de la UE, como expresan algún que otro medio afín a las tesis del Gobierno, al revés, es una afirmación de que Europa debe estar siempre dentro de la ley.
El Eurogrupo es un órgano informal en el que los ministros de los 19 Estados miembros de la eurozona examinan cuestiones vinculadas a las responsabilidades comunes de sus respectivos países en relación con el euro.2 Perteneciente al ámbito de la Unión Europea (UE), el Eurogrupo congrega al menos una vez al mes a los ministros de Economía y Finanzas de los Estados miembros de la Unión cuya moneda es el euro (Francia, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Alemania, Italia, Irlanda, Grecia, Portugal, España, Austria, Finlandia, Eslovenia, Chipre, Malta, Eslovaquia, Estonia, Letonia y Lituania), al presidente del Banco Central Europeo, al comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, y a su propio presidente, elegido por mayoría de Estados para un período de dos años y medio.
Dentro del supuesto déficit democrático en la Unión Europea, la naturaleza jurídica del Eurogrupo es discutida por ser un órgano integrado en el Consejo y estar por tanto institucionalizado, pero manteniendo no obstante su carácter informal. Este carácter dual viene asimismo recogido, con idéntica ambigüedad, en el Protocolo número 14 a los Tratados, que lo regula desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, como un signo más de su progresiva institucionalización. Todo esto lleva a algunos comunitaristas a considerarlo una formación muy peculiar del Consejo.